«Soy feliz porque nací en Guayaquil, tengo a mi madre viva, excelentes amigos, una casa en la playa y mi profesión llena de guayaquileños. ¿Qué más puedo pedir en la vida?
Con la copa de vino tinto en su mano derecha y el micrófono en la otra, Patricia González repetía en salón principal del hotel Oro Verde: «Ay hermanos cristianos, qué bueno es que estemos celebrando juntos a nuestras madres en familia».